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Crónica, reportaje y sátira experimental / géopolitique géopoétique de l'Europe Krio
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Bernard Maris, Oncle Bernard, Economista ciudadano por antonomasia

Pedagógico, curioso, divertido e hípercrítico con el pensamiento único

Manuel Estapé Tous
Barcelona, enero de 2015
SimplementeManolo

Bernard Maris fue asesinado el miércoles siete de enero por unos fanáticos del odio, junto a nueve compañeros del excelente semanario satírico Charlie-Hebdo y dos policías. Las religiones no matan, los asesinos son personas enajenadas, inhumanas en la medida en que no toleran lo más humano que tenemos: reír y sonreír, como hacíamos cada semana con las dieciséis páginas -por tres euros, sin un centímetro de publicidad- de Charlie y su exhuberante despliegue de sátiras, caricaturas e insolencia, movidas por el carburante de reírse de todo y de todos.

Sólo podemos vencer a los fanáticos dispuestos a asesinar por una caricatura recurriendo al pensamiento fértil, crítico y culto de Maris, a la prosa limpia y clara de quien sabe de lo que escribe. Y justamente en un ámbito, la economía, donde sobran a manadas los profesionales del neoliberalismo, del "no hay alternativa", del equilibrio presupuestario como horizonte insuperable de las democracias parlamentarias, y todo con la jerga de quiénes confunden el pensamiento económico con las ecuaciones que subordinan la realidad a sus axiomas ideológicos, mientras se divierten con la Teoría de los Juegos (El Dilema del Prisionero explica, en parte, por qué los Estados Unidos son el país con más presos del mundo...).

Lo reconozco: Los economistas, de entrada, me caen mal. Maris era anti, prácticamente por principio. Buen principio. Anti-coche, por supuesto. Anti-publicidad y sociedad de consumo de masas, cómo no. Anti-ricos, tienen mucho más de lo que necesitan ¿o no?. Anti-alemán, mejor una Alemania europea que una Europa alemana ¿verdad? Y, obviamente, estaba aterrado por las chapuzas en la concepción y posterior gestión de la zona euro; incuestionable.

Maris se burlaba de los pre-supuestos de la escuela neoclásica dominante: el actor racional, movido por su propio interés y egoísmo, con el 100% de la información sobre el mercado en el que se encuentra. Mercado que, desde "la mano invisible" de Adam Smith, tiende a un equilibrio "natural". ¡Menudos economistas, abducidos por las ciencias naturales! Después vendría el intento de convertir la Economía Política en una ciencia "dura" como la física. Y muchas ecuaciones. Incluso asignaturas. Econometría. Nada de literatura.

El pensamiento económico dominante, del que han salido personalidades críticas como Paul Krugman y Joseph Stiglitz, llegó a sentirse todopoderoso y eterno en los primeros años dos mil, cuando, completamente al margen de la regresión salarial y laboral soportadas en los últimos veinte años por más de la mitad menos afortunada de los estadounidenses (también vale para esta orilla del Atlántico), se felicitaba junto a los banqueros centrales por la "Gran Moderación" (sic) conseguida a nivel macroeconómico. Alan Greenspan y Ben Bernanke estaban convencidos y así lo repetían. Todo el mundo les creía. Bernard Maris, no. Más del 95% de los economistas modelados en las universidades de élite de Estados Unidos (Harvard, Princeton, Harvard, Yale, el mítico MIT, Stanford, Columbia, Chicago, California Berkeley, etc y etc) se tragaban esta milonga, y cobraban por divulgarla.


*#Oncle Bernard, NO FLIPABA*---->
Un ensayo de Manuel Estapé Tous 

Para que el lector caiga en la cuenta de las peores miserias de las ciencias económicas contemporáneas tenemos que trasladarnos al 2003, cuando un pope (conservador) de la tribu dominante, Robert Lucas, perdió la ocasión de callarse y se retrató como un cretino para la eternidad. Como presidente de la American Economic Association proclamó que la ciencia económica había "resuelto el problema central de la prevención de depresiones" económicas. Premio. Nobel. Desprestigiado definitivamente.

Más aún, ninguno de los profesores o estudiantes de las universidades de élite de Estados Unidos -de donde inexplicablemente salió George W. Bush- percibieron la burbuja financiera inmobiliaria del 2002 al 2006, al tiempo que en las cadenas televisivas comerciales la serie más popular era "Flip the house!" (¡nos mudamos!) en la que la típica familia estadounidense participaba de la fiebre venta-plusvalía-compra de casa más grande-refinanciación de hipoteca- venta-plusvalía-refinanciación por el 120% del valor de una casa/mansión...hasta que pinchó la burbuja.

Y vimos que el neoliberalismo estaba desnudo.




Bernard Maris tiene más de una docena de libros publicados. Todos necesarios. Como "Oncle Bernard", publicó en "Les échappés" (2013) su "Journal d'un économiste en crise", con las crónicas publicadas en Charlie-Hebdo desde el 5/1/2005 hasta el 28/11/12, un dietario atinadísimo sobre la crisis financiera, la Gran Recesión posterior y la improvisación europea ante la crisis de la deuda soberana utilizada para enmascarar una deuda privada impagable. Maris lo tenía claro. No en vano, a diferencia de los graduados en las universidades estadounidenses antecitadas, conocía la historia del pensamiento económico. Y para él no había duda. Keynes era el más grande y Marx, su ayudante. De acuerdo con el segundo "toda crisis es una crisis de sobreproducción". Exceso de oferta de "subprimes" en la esfera financiera, exceso de bienes industriales para unos consumidores saturados y/o con un poder de compra estancado o en declive. Asesinado a los 68 años, la incompetencia y la cobardía de las élites le indignaban. Como periodista no podía soportar la incultura de sus colegas y demás "expertos". El libro vale la pena para leerlo y guardarlo.

Ocurre lo mismo con "Marx, ô Marx, pourquoi m'as-tu abandonné?" (Les Échappés, 2010). Corto, conciso, siempre brillante. En su opinión, Marx "lo explicó todo perfectamente. La plusvalía, la tendencia a la baja de la tasa de beneficios, la ley de la concentración empresarial, la mundialización. Todo es perfectamente actual. Pero se equivocó al extraer las conclusiones. El capitalismo no engendra nada más que una sociedad cínica bajo el látigo del mercado".


*#Maris = Receta anti-Flanby*-->

Su actualidad es tremenda por cuanto los "socialistas" franceses se han apuntado a la Ley de la Oferta como única vía de salida a la crisis con más treinta años de retraso respecto a sus propagandistas políticos, Margaret Thatcher y Ronald Reagan. Para Maris, que domina a los clásicos, la inopia intelectual de los Hollande y Valls es escandalosa. "Los dos economistas más grandes de todos los tiempos, Marx y Keynes, ya destruyeron a Ley de Say". Economista francés de principios del Siglo XVIII, padre del liberalismo económico (exagerado por los más beatos en forma de neoliberalismo), Jean-Baptiste Say sostenía que "toda oferta crea su propia demanda". Y todo en equilibrio. Para Say, ni el tiempo ni el dinero existen. Tampoco son contradictorios los intereses del capital y del trabajo.

Como siguen creyendo que la oferta crea su demanda, los alemanes han recetado e impuesto la estrategia de salvación económica para la zona euro: reducir los déficit públicos de forma simultánea y fiar el crecimiento al aumento de las exportaciones, opción esta última que ignora la imposibilidad matemática de que todos los países de la zona euro incrementen sus exportaciones a la vez. Probablemente, la canciller Ángela Merkel, en sus estudios de bachillerato en la antigua República Democrática Alemana, estudió unas matemáticas "socialistas" al margen de las reglas de la aritmética.

Bernard Maris, economista ciudadano por antonomasia, dedicó un breve ensayo al más grande economista de la historia y lo tituló precisamente "Keynes ou l'économiste citoyen" (SciencesPo. Les Presses. 2ª edición, 2007). Si la existencia condiciona la conciencia, Keynes, nacido en 1883 -año de la muerte de Karl Marx-, vivió como un aristócrata en Cambridge y al final de sus días reconoció lamentar no haber bebido más champagne a lo largo de su vida. Una ciudad ideal para interiorizar la ciudadanía, la cultura, las artes, la lectura, la amistad.

Oncle Bernard, nos traslada a 1919, en la Conferencia de Paz conocida también como el Tratado (revanchista) de Versalles. Keynes es el máximo responsable del Tesoro británico y representa al ministro de Finanzas. Brilló en solitario defendiendo "la anulación de las deudas inter aliadas, y no condenar a Alemania a la pobreza y al hambre". Dimitió en junio de 1919, y en menos de dos meses escribió uno de los textos más importantes del siglo XX, considerada "una de las polémicas más bellas en lengua inglesa" (Harrod).

"Las consecuencias económicas de la paz" fue calificado de panfleto pero no era más que un torpedo en la línea de flotación intelectual de quiénes cedían al nacionalismo (francés principalmente, e inglés), con esloganes revanchistas como "Alemania pagará" o "colguemos al Kaiser". Keynes escribe un reportaje genial con retratos impagables de Clemenceau ("patético" apunta Maris), Lloyd George ("la mujer fatal") y de Wilson.

En esta joya de claridad y lucidez, Keynes advierte de que Alemania no podrá ganar las reparaciones que se le han impuesto. La reconstrucción de Europa no puede hacerse sin Alemania, "que debe de ser uno de los motores del crecimiento europeo". No extraña que en Alemania, Versalles fuese percibido como un "diktat" y que, al reavivar el nacionalismo y las ansias de revancha, fuese caldo de cultivo, junto a millones de parados, de la llegada de Hitler al poder una docena de años más tarde.


*Por Keynes se llega a Maris-> 

Keynes, capitalista y revolucionario, firma en 1936 su obra maestra: La Teoría General sobre el empleo, el interés y el dinero. Admirador de Freud, recuerda los "animal spirits" que habitan en todo ser humano. Y como si fuera un socialista aboga por la "eutanasia del rentista". Introduce la incertidumbre y la psicología en las ciencias económicas. Y es tremendamente actual: "Los dos vicios mayores del mundo económico son la incapacidad de garantizar el pleno empleo y el carácter arbitrario e inequitable de la fortuna y de las rentas".

Más aún, la herencia debería suprimirse. "Creo que los gérmenes de la decadencia intelectual del capitalismo individualista hay que buscarlos en una situación que no es propia del capitalismo pero que ha recogido del sistema feudal, a saber el principio hereditario. La transmisión hereditaria de la riqueza y del control de las firmas es la razón por la cual los defensores de la causa capitalista son tan débiles y estupidos".

Más aún, el mismo hombre que dijo "a largo plazo, todos muertos" aceptó escribir en 1930 como sería nuestra vida. En "Perspectivas económicas para nuestros nietos" vaticina que la Humanidad habrá resuelto "el problema económico", por lo que bastarán quince horas de trabajo semanales para vivir decentemente y dedicar su ocio a cosas realmente importantes como el placer, el arte y la amistad. "El amor por el dinero como posesión será reconocido como lo que es: una tendencia mórbida y desagradable, semi-criminal y semipatológica para expertos en enfermedades mentales".

"La avaricia será un vicio, como la usura y el amor por el dinero será detestable".

La inmensa distancia entre la realidad económica y la lectura que hacen las élites que deciden y gobiernan irritaba a Maris, cada vez más cáustico. Los socialistas franceses se equivocan en todo. La crisis no es de oferta, sino de demanda. No estamos en crisis por los abultados déficit públicos sino que tenemos un desfase presupuestario porque estamos en crisis (y trabajadores y parados consumen bastante menos que a principios del 2008, cénit de la expansión). Para Maris, los socialistas franceses no tienen remedio y su libro "Plaidoyer (impossible) pour les socialistes" (Albin Michel, 2012) es demoledor. Si se traduce, sacará los colores a los que todavía son del PSOE.

En los últimos años, los estudiantes de Ciencias Económicas se han movilizado para reclamar unos programas de estudio más plurales, más pegados a las realidades concretas que a las ecuaciones de una supuesta ciencia incapaz de prever. Para ellos, Maris redactó dos "Antimanuales de Economía", en 2003 y 2006 (Éditions Bréal), que son una auténtica delicia para quien quiera iniciarse, no en la teología neoliberal y cuantitativa que dispensan en las Facultades de Económicas -"a los economistas les pierde lo cuantitativo", decía Enrique Tierno Galván-, sino en lo que realmente nos importa. El ser humano no es racional, la colaboración es tan humana como la competencia. ¿Cómo se elabora el pastel? ¿Cómo se reparte? ¿Cuál es la fuente del valor: el trabajo o la
utilidad?

*Posible: Origen hacia 1990-> 

En Estados Unidos, sus dos volúmenes de "antimanuales" se hubieran titulado "todo lo que no te enseñaron en la Facultad de Económicas". Lectura obligada. Maris, nacido en Toulouse, con nostalgia occitanista y miembro del consejo asesor del Banco de Francia, saltó al estrellato mediático en 1990 con su imprescindible "Des économistes au-dessus de tout soupçon ou la grande mascarade des prédictions" (Albin Michel). Alguien lo calificó de panfleto porque cargaba contra todo y contra todos, combinando ironía y sátira, ridiculizando a la flor y nata de la política económica francesa, desde el tándem Giscard/Barre a los "socialistas" Pierre Bérégovoy, Jacques Attali y Laurent Fabius.

Escrito un año después de la caída del Muro de Berlín, el libro no ha envejecido. "Nacida de la utilidad, la economía se ha convertido en una ciencia inútil", advertía.

Como muestra de su pertinencia, podemos citar alguno de los epígrafes: los economistas y el problema de la polución; el monetarismo, o el grado cero del análisis económico; la curva de Laffer, o el cretinismo económico óptimo; el culto a la empresa... Culto a la empresa, por cierto, resucitado por el primer ministro francés, Manuel Valls, este verano. "Amo a la empresa", dijo sin empacho quién jamás en su vida ha trabajado en el sector privado . Y lo dijo ante un plantel de la patronal, encantado de que el Gobierno les reduzca cotizaciones sociales sin exigir compromisos en materia de empleo...

Diez años después de la premonitaria obra de 1990, Maris reincidió con su "Carta abierta a los gurús de la economía que nos toman por imbéciles" (Albin Michel). Como siempre tan estimulante como desternillante. Víctimas tocadas y hundidas por su inteligencia: Alain Minc, George Soros, Édouard Balladur, Michel Camdessus, Hans Tietmeyer, Jean-Claude Trichet, Dominique Strauss-Kahn.

Le debemos tanto a Bernard Maris que cerramos aquí copiando las últimas frases de su libro de 1990. "Para los viejos que no hayan comprendido que acaban de leer una defensa de la economía, dos metáforas como consuelo. El camino es mejor que el albergue (Cervantes) y tardamos mucho en hacernos jóvenes (Picasso)".

Olé.

Y como la ética lleva a la estética, para Oncle Bernard
el capitalismo, entre otras maldades, es básicamente feo.
Feo de remate y por eso hace cosas tan feas
.

Gracias Oncle Bernard.





Manuel Estapé Tous
Barcelona, enero de 2015


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CC OJALÁ,Sancho Panza Lab / CAPE SanchoPanza/Perspectives 2013-2014

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