He aquí, en exclusiva mundial, la verdadera cara del minúsculo y monstruoso enemigo. El
enemigo público número 1. Wanted !, claman al unísono, por citar sólo algunos ejemplos,
Emmanuel Macron, Pedro Sánchez y el Partido Comunista de China (es decir, en este último
caso, la principal organización secreta a los mandos del capitalismo globalizado).
« ¡Estamos
en guerra ! », añaden.

Lo cierto es que, si estamos en guerra, ellos debería haber decretado la movilización general del conjunto de la Humanidad contra tan temible enemigo. Y deberían haber explicado qué quiere el enemigo, cómo busca imponernos su voluntad y por qué hay que hacerle frente.

Y, sin embargo , lo que hicieron fue lo contrario : inmovilizaron a la gente y la bloquearon en sus casas. Infantilizaron a unos y, en cuanto a los otros, como eran fundamentalmente viejos, los ocultaron y enterraron.

Así que, muy probablemente, « el enemigo » no sea el que parece ser, y el « estamos en guerra », tampoco.

Hemos aceptado intromisiones inexplicables del Estado en nuestras vidas privadas y en nuestros mismos cuerpos. La inmensa mayoría de la gente, por miedo a la autoridad y sus multas y por miedo a la muerte, ha regresado a niveles de obediencia al poder que son de rango pre-totalitario. Se encerraron a cal y canto en casa. Descartaron ver, abrazar y besar a quienes quieren, obedeciendo como un perrito fiel a unos dirigentes y a un sistema que, en ese preciso y mismo instante en el que se les obedecía, demostraban ser incapaces de proporcionar a la gente corriente cosas tan simples de producir como mascarillas de tela, combinaciones y gafas de protección.

Medios de comunicación subvencionados, convertidos en órganos centrales del nuevo (im)poder emergente, elevaban a categoría de genio intocable a un Bill Gates que, pese a disponer de un inmenso poder de cálculo sólo mensurable en zettaflops, no ha hecho ni hace absolutamente nada.

Por salir en la tele e invocar el tan manido « sangre, sudor y lágrimas », una evidente fruición provocaba cosquilleos de placer en columnas vertebrales tan insignificantes como las de Pedro Sánchez, Pablo Iglesias, Isabel Díaz Ayuso o Iván Duque, convertidos en pilotos-títeres de una regresión mayúscula de la Humanidad, posición que les hace creer que tienen el poder.

No es que haya ninguna conspiración mundial, ni una mano negra pilotando un proyecto de dominación y sometimiento. Es casi peor aun : La impericia de una generación política que ni entiende ni sabe lo que hace nos está llevando a un mundo sin sentido que empieza a parecerse a fragmentos desconcertantes de cuadros de El Bosco.

En zonas rurales del sur de Francia, se prohibía a la gente corriente comprar semillas para sembrar de qué comer, mientras al mismo tiempo se les autorizaba y se les instaba a ir a comprar comida a hipermercados atiborrados de personas desenmascaradas.


En el Mediterráneo español, se cerraban secciones enteras de los Carrefour, Alcampo, etc, como por ejemplo la ferretería que permite trabajar y reparar cosas vitales, pero sí que se dejaban abiertas las estanterías de Ipad, tablets, smartphones y otras tonterías tecnológicas.

En el peor momento de esta fase de la pandemia, cuando nadie sabía exactamente lo que iba a pasar, SanchoPanzaLAB pudo constatar que en los Carrefour del Mediterráneo español sí que había el orden y la calma suficiente como para difundir por megafonía un mensaje oficial del director general de la firma.

Las radios y televisiones órgano central del (im)poder rellenaban horas y horas de emisiones, haciendo el elogio de las series de televisión netflix o amazon prime, series que a su vez rellenaban horas y horas y horas de los cerebros humanos, mientras se prohibían lecturas de poesía, representaciones teatrales y hasta charangas callejeras.

De facto, por lo tanto, se prohibió terminantemente la autosuficiencia, el autoabastecimiento y la vida en común. Y, por el contrario, se propulsó una restauración del orden vertical que enaniza al ciudadano para reducirlo al estadio de consumidor, y se dio un paso más en su alienación.


"Formo parte de la primera generación en la historia de la Humanidad con tan elevado nivel de vida nunca antes alcanzado y, paradójicamente, ninguna de las personas que conozco fabrica absolutamente nada de lo que es realmente necesario".
Pegatina aparecida en algunas calles del barrio latino de París en 2019, y que resistió en algunos puntos al inicio del confinamiento // Nanodrone Bukharine-6b/SanchoPanzaLAB - marzo2020 - Copyleft CC-BY-NC-SA)



Esto ha sido un experimento social a gran escala. Como un simulacro. SanchoPanzaLAB ha escarbado tanto en el caos de la estadísticas mundiales de muertos e infectados, como en la logorrea de los dirigentes políticos. Tanto en los escuetos y discretos –pero explícitos y meridianos-- comunicados del G7, G20 y FMI, como en calles, carreteras, campos y ciudades de Francia y de España. Tanto en los movimientos bursátiles como en discretas operaciones de guerra. Para resolver un interrogante. Esto ha sido un simulacro a escala real, un ejercicio, unas maniobras. Pero ¿en vista de qué ?

Para mentes inquietas que siguen puntos suspensivos y exigentes, ¿De dónde viene la evidente fruición de unos dirigentes que han quedado al desnudo? Si la ayuda cubana y rusa llega a Italia antes que la de la UE, ¿de qué vale entonar de nuevo la cantinela mágica del enésimo "plan Marshall para Europa"? Cuando el FMI le grita a los Gobiernos "¡Gasten!, y tanto socialistas en el Gobierno como conservadores en la oposición hablan de las "nuevas generaciones", ¿a quién endeudan?

Modestamente, SanchoPanzaLAB se apoya en unas cuantas paradojas y bastante incongruencia de lo real y los discursos para esta modesta bitácora en la travesía de una pandemia. De París a Teruel, pasando ciudades, playas y campos de Zaragoza, Castellón, Barcelona, la Costa Brava, Pirineos, Roussillon, Minervois, Biterrois y París, meses atravesando fronteras, reales y simbólicas. Porque lo importante va a ser comprender lo que está pasando.

¡Ven con nosotros!


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